Durante este tiempo de “confinamiento en casa” en los focos del coronavirus, somos vulnerables con los vulnerables. Por la edad, el ministerio y las circunstancias, no pasa un momento en que uno no sea consciente de vivir con este invitado no deseado y que amenaza la vida. Debido a la ubicación geográfica y a la edad, todas las hermanas de nuestras comunidades locales deben confinarse en sus lugares. A mi mente vienen tres hermanas. Una dirige un refugio grande para adolescentes abandonados.
Es con mucha tristeza que las hermanas de la Congrégation de Notre-Dame anuncian el fallecimiento de la hermana Louise Côté (S.S.-Claire-des-Anges) sobrevenido en la Residencia Bon-Secours de Montreal el 1° de mayo recién pasado. De 90 años y 10 meses de edad, la hermana Louise tenía más de 70 años de vida religiosa. A lo largo de esta bella y larga vida por la que damos gracias, la hermana Louise desempeñó muchas funciones, ante todo como enseñante dedicada a sus alumnas y como consejera y ecónoma al servicio de toda la Congregación, antes de estar elegida Superiora General de 1974 a 1984. Después, fue presidenta de la Conferencia Religiosa Canadiense (CRC) y consejera y Secretaria General de la Unión Internacional de las superioras mayores (UISG) en Roma.
¿Qué significa vivir la esperanza del pueblo para las hermanas de la Congrégation de Notre-Dame de Montréal en el contexto de celebrar cuatrocientos años del nacimiento de nuestra fundadora y la crisis mundial de salud?
Dejemos que sea la palabra y testimonio de Marguerite Bourgeoys que ilumine y transforme nuestra espera y esperanza. Marguerite nació el 17 de abril de 1620. El 17 de abril del 2020 las hermanas de Notre-Dame nos disponíamos a celebrar 400 años del nacimiento de nuestra fundadora y nos vimos de pronto despojas de nuestras programaciones y actividades cuidadosamente planificadas para esta gran celebración por la Pandemia de COVID-19.